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Un compañero de celda me dijo un Viernes Santo
que sin duda nuestras mujeres se estarían divirtiendo
aprovechando los días libres. Le ofrecí un mate
y unos bizcochos. Simpático el compañero.
Un guardiacárcel me dijo un Domingo de Ramos
que sin duda nuestros hijos no tardarían en cometer algún crimen
y ser apresados. En Navidad un juez, una vez,
nos hizo limpiar la chimenea toda la noche.
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