Marcelo Galindo, Pablo Katchadjian, Santiago Pintabona

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Esperé tanto para vivir decentemente que ahora que sucede me da risa.

Me desvisto y miro crecer a la morera desde mi cama.

Los ramos entran por la ventana

y alcanzo a tocar con la punta de los pies

uno de sus frutos. Estiro un poco más la pierna izquierda,

lo arranco con los dedos y, con esfuerzo,

llevo el pie hasta mi boca. Abro los dedos,

dejo caer el fruto y me lo como. Es rico.

Vuelvo a mirar las ramas con deseo,

pero por el momento no parece haber frutos a mi alcance.








































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