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Tu frasecita descorazonadora fue mi herida abierta.
Cuando tomo sol en la plaza, cuando descanso desnudo,
enseguida alguien se acerca y la pregunta
es la misma que me hacían siempre de chico.
Pienso que mi casa debería estar más ordenada
pero este pensamiento nada tiene que ver conmigo:
tienen que ver conmigo mi familia, mi mujer,
mis amigos y mis hijos, pero no el orden de la casa.
Mi tío vive en un caserón de 12 habitaciones
pero sólo utiliza el frente de la casa, la cocina y
el living. La cuestión de si en las piezas que están deshabitadas
hay orden o no, no será tratada en este poema.
“Prometo utilizar un método mucho más emocionante”.
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